Hace unos días me encontré en una tienda de videojuegos cercana a mi casa una mujer acompañando a su hijo de unos 10 años para comprar su regalo de cumpleaños: GTA IV, para Xbox 360, clasificado por el Código PEGI como juego para mayores de 18 años, violento, discriminatorio, con lenguaje soez, etc.
Quizás dentro de unas horas nos encontraremos a esta misma madre en el supermercado, informándose si el pan que está comprando lleva gluten porque su hijo es alérgico a esta substancia.
De acuerdo, las comparaciones son odiosas, pero esta situación me dio mucho que pensar. El Sistema de clasificación por edades de Información Paneuropea sobre Juegos, más conocido por sus siglas como PEGI, se creó en la primavera del 2003 con el fin de informar a los consumidores europeos qué tipo de juegos son más adecuado para sus hijos.
Aún así, los videojuegos siguen cayendo para muchos españoles en el mismo tópico. Todos sabremos distinguir cuando una película es apta para los más pequeños o su contenido es estrictamente adulto, pero se sigue pensando que los videojuegos son exclusivos para los niños.
De todos modos, aún tenemos esperanzas entrono a este tema. La Unión Europea, declaró hace poco que los videojuegos pueden ser beneficiosos para la salud y que la media de edad está superando hoy en día, a los 30 años. Es una suerte que actualmente, las nuevas generaciones, los casual games y los videojuegos de autoayuda están impulsando a mejorar la cultura y sensibilización generales que hay entorno a este sector.