Este análisis de God of War Ragnarök se ha realizado después de superar toda la historia principal y realizar la mayoría de misiones secundarias. Gran candidato al GOTY y, porqué no decirlo ya, una experiencia imprescindible, el título de Santa Monica Studios lo tiene todo para convertirse en uno de los grandes de la historia de los videojuegos. Alerta porqué este análisis contiene spoilers.
Continuismo acertado:
A diferencia de su predecesor, Ragnarök no contentó a todo el mundo después de su primera puesta en escena. El impacto estuvo muy lejos del cosechado por su primera parte. El debut de Kratos en PS4 fue algo excepcional, dada la evolución del personaje, la incorporación de su hijo, y, especialmente, por el salto técnico abrumador en relación a entregas posteriores. Algunas de las voces más criticas clamaban que parecía más un DLC, que no aprovechaba la potencia de PS5, que realizarlo también para PS4 era un lastre.
God of War Ragnarök es un espectáculo de principio a fin, con un continuismo acertado y que deslumbra si lo juegas en PS5. Pero si esperas la ruptura que supuso en 2018 no la encontrarás. Tampoco tiene sentido ya que se diseñó como la continuación y, en principio, clausura de la saga nórdica.
Es una evolución de lo que ya nos impresionó, pero elevada a otro nivel. Especialmente en la jugabilidad y la historia, pero también en el diseño de los niveles. Más variado y mucho más ágil.
Antes de ponernos con Ragnarök rejugamos enterita la primera parte en PS5. Espectacular revivirlo en 4K y 60 fps. Impresionó de nuevo. A los pocos días continuamos la historia. Si la secuencia inicial de God of War 2018 nos dejó pasmados, lo que nos deparan ahora los primeros 20 minutos de juego es ya rizar el rizo. Te das cuenta de inmediato que aprovechar la base de algo magistral y pulirlo con el objetivo de elevar la capacidad para transmitir una historia excepcional es el camino correcto.
Y es algo a lo que debemos acostumbrarnos. Los saltos generacionales son y serán cada vez menos notorios. Lejos estamos de la distancia que percibíamos entre por ejemplo un Samurai Shodown de recreativa y su conversión a consolas de 16 bit. O el rupturismo que experimentamos con la llegada de la primera Playstation y su Ridge Racer, a años luz de lo que se podía jugar en casa. Eso ya no va a volver. Bienvenido continuismo siempre que sea en esta línea.
Interpretaciones magistrales:
God of War Ragnarök engancha y mucho. Por una historia más compleja, alimentada por más puntos de vista y gracias a unas interpretaciones memorables. Jugarlo en versión original te permite disfrutar de la incomparable voz de Cristopher Judge (Kratos) o el magnetismo de Richard Schiff (Odín).
Mención especial para Schiff. Para los que ya lo conocíamos por su excelente desempeño en The West Wing no ha resultado ser una sorpresa sino la constatación que la calidad casi siempre trasciende al medio. Destacar también la contribución de Deborah Ann Woll como Faye, la madre de Atreus. Sus apariciones en los sueños de Kratos permiten que la historia respire y responda muchas preguntas latentes que nos quedaron después de la primera entrega.
Pero es, una vez más, la química entre Judge y Sunny Suljic (Atreus) lo que te permite adentrarte y empatizar con la historia. Y eso va más allá de la relación padre-hijo. Su inevitable confrontación, por su forma de entender el mundo, por su habilidades y por la herencia de Faye, es la base sobre la que se sustenta la narrativa de God of War.
Es ese duelo el que da sentido a la irrupción de nuevos personajes como Odín, Thor (Ryan Hurst) o la propia Faye, pero (incluso más importante) la potenciación de antiguos como Sindri. El papel del enano y su evolución es de lo más destacable. No vamos a entrar mucho en detalle con Týr (Ben Prendergast), pero como ya os podéis imaginar es uno de los personajes claves hasta el final. Lo divertido es como Prendergast interpreta a un personaje que baila entre la condescendencia y lo cómico.
Lejos está el personaje de Angrboda y su relación con Atreus, un arco mucho más previsible y un poco aburrido, especialmente el nivel del bosque de hierro. Igualmente el trabajo realizado por Laya DeLeon Hayes es remarcable. Igual que su némesis, Thrúd (Mina Sundwall), una incorporación, a mi parecer, mucho más interesante.
No hemos hablado aún de Freya (Danielle Bisutti). Sigue siendo un personaje fantástico. La diosa y bruja del bosque es tan intimidante como encantadora y su rol está a la altura de las expectativas que generó al finalizar la primera entrega.
Las misiones secundarias
Y justo estas grandes interpretaciones ayudan a elevar la calidad de la historia principal, llena de giros y engaños hasta el final. La primera parte es excepcional, pero esta se juega mucho mejor y, al final, en un videojuego, por muy cinematográfico que sea, eso es lo más importante. Te invita fuertemente a descubrir y explorar durante el end game. Y aquí sale lo más negativo, las misiones secundarias.
Creo que cuando Anthony DiMento, diseñador jefe de las misiones secundarias de God of War: Ragnarok, comentó que se inspiró en The Witcher 3 todo el mundo elevó sus expectativas al máximo. Hay toda la zona del cráter que, de forma muy acerada y orgánica, te impulsa a resolver las diferentes misiones que hay allí, algunas relacionadas. Creo que son de las mejores que hay, pero lejos de la excelencia mostrada en The Witcher 3. Ya era el punto flojo del primer God of War y sigue siéndolo ahora. Es contenido interesante y divertido pero muy lejos del exhibido en otros títulos como Read Dead Redemption 2.
¿Hay vida más allá de Kratos?
Y eso es lo más importante. Somos muy fans del veterano espartano pero, por ejemplo, poder controlar Atreus con Sindri como personaje secundario ha sido una gozada. Es este el punto en el que la evolución de God of War Ragnarök se percibe con más intensidad. Controlar a Atreus es otro rollo, mucho más ágil, menos poderoso, igual de divertido. Eso abre las puertas a infinitud de posibilidades, no solo durante el juego, también para entender las direcciones que puede tomar la franquicia.
A lo mejor el próximo God of War ni llevará este título, ni estará protagonizado por Kratos. Lo que está claro es que la continuidad de la saga está asegurada y más cuándo los números hablan.
God of War Ragnarök se ha convertido en el título first party de Sony que más rápido se ha vendido en lanzamiento de la historia de Playstation. 5,1 millones de copias durante su primera semana en el mercado (hasta el dia 13 de noviembre) no es moco de pavo. Su futuro está asegurado.