¿Qué hacía convertir en hits títulos como Bionic Commando en los años 80? Su jugablidad. Instintiva, esencial y adictiva. Así era la receta para matener enganchados a millones de gamers de todo el mundo con aquellas maravillosas y tópicas historias de 8 bits.

Capcom sigue pensando que es difícil fabricar nuevos éxitos y por eso sigue tirando de sus clásicos, eso sí, con un gran limpiado de cara y adaptándolos a las necesidades y potencial de las plataformas del siglo XXI. 

bionic commando ps3

Bionic Comando es el vivo ejemplo de todo esto con una promoción espectacular a lo Street Fighter. Primero una revisión del clásico en HD para Playstation Network y Xbox Live y luego el videojuego definitivo en formato físico. En esta ocasión, la secuela del clásico del 88 se presenta con impecable acabado técnico. Uno de los puntos fuertes y diferenciales del Bionic Commando de NES era el balanceo del brazo biónico, vital para desplazarse y atacar. Capcom ha intentado recuperar esta esencia y adaptarla a los nuevos tiempos. 

El resultado es que se ha quedado a medias. Insistimos en decir que el aspecto técnico del título es excelente, pero la jugabilidad no está al nivel de un hit. El famoso y clásico balanceo se traduce en las poligonales 3D como una copia del inimitable balanceo de un superheroe bastante conocido que Nathan Spencer: Spiderman. Pero más allá de le pérdida de personalidad por culpa de este exceso de tridimensionalidad, la voluntad de captar un target más ámplio del “dispara y diviértete”, ha provocado una importante pérdida de foco. A medio camino entre Metal Gear y Mercs, Bionic Commando no encuentra en ningún momento este punto diferente y especial que si halló su predescesor.

De todas formas nos encontramos ante un título notable, con un modo multijugador interesante que se retroalimenta de las partidas individuales y que conlleva una buena dosi de alicientes y retos extra.