El Parlamento Europeo se ha mostrado a favor de la puesta en marcha de un botón rojo que permita a los padres bloquear los contenidos de los videojuegos que consideren inapropiados para sus hijos.
De esta manera, se controlarían los juegos que no sean aptos según las edades, las horas de acceso a internet e incluso las prácticas deshonestas en el uso de los móviles por parte de los menores (las suscripciones automáticas o la marcación de números telefónicos de alto coste).
La propuesta también incluye la posibilidad de imponer “sanciones severas” contra los propietarios de establecimientos donde se permita el acceso de los niños a videojuegos clasificados por un nivel de edad mayor.
El trabajo realizado por el sistema europeo de etiquetado, conocido como Código Pegi, fue apoyado por los eurodiputados, que además pidieron una mejor campaña de información y sensibilización de los consumidores.
Otra vez estamos en una clara señal del creciente interés en mejorar el conocimiento y cultura que la sociedad europea tiene en torno a los videojuegos, ya que a fin de cuentas, ya no se trata sólo de un juego de niños.