Hace doce años Daisuke Amaya era un chico japonés de veintipocos años, que todavía no había terminado la carrera, pero que tenía un sueño: hacer su propio videojuego. Cinco años después, publicaba Cave Story, una juego de culto hecho por él solo en sus ratos libres, convirtiéndose en el padre de los videojuegos indies y sirviendo como inspiración a miles de creadores en todo el mundo. ¿Cómo ha pasado Daisuke de ser un estudiante aficionado a los videojuegos a compartir cartel con el mismísimo Satoru Iwata, presidente de Nintendo, en la GDC de San Francisco, la feria de desarrolladores de videojuegos más importante del mundo? El próximo 14 de julio visitará Madrid para contarlo en la tercera edición de iDÉAME, el encuentro de jóvenes desarrolladores videojuegos de la Universidad Complutense de Madrid.
En 1999, Daisuke Amaya, más conocido como Pixel, no trabajaba en un estudio profesional, ni quería formar parte de grandes equipos para hacer grandes superproducciones. Él tenía un juego en la cabeza y quería convertirlo en realidad. Durante cinco años, y en los pocos ratos libres que le dejaba su trabajo, fue creando paso a paso el videojuego Cave Story: gráficos, personajes, escenarios, animaciones, música, efectos sonoros… absolutamente todos y cada uno de los aspectos del juego estaban hechos por él.
Él marcó el camino de cómo serían los videojuegos indie. Lo primero, una estética ‘old school’, como los videojuegos de los ochenta, con todo intencionadamente pixelado, mecánicas de juego clásicas y melodías con sonidos 8-bits. Bajo esas limitaciones autoimpuestas, la creatividad surgía como antaño le ocurrió a creadores como Shigeru Miyamoto cuando diseñó a Super Mario: pantalones rojos, una cara grande para que se distinguiera bien, y una gorra para no tener que dibujar el pelo.
Pronto, Cave Story comenzó a ganar popularidad a nivel internacional, y la editora de videojuegos Nicalis se fijó en él. Aprovechando el auge de la distribución digital, Cave Story se puso a la venta en las tiendas online WiiWare y DSiWare. Pero su camino no terminaba ahí, y tras anunciarse la nueva consola Nintendo 3DS, la primera en ofrecer imagen en 3D sin gafas, Cave Story 3D fue uno de los primeros juegos en anunciarse. Todo el mundo pixelado del Cave Story se convertiría en un juego en 3D, conservando en cada detalle la esencia del original.
“Es fácil comenzar a hacer un juego, pero es muy difícil terminarlo. Nunca debes tirar la toalla aunque los recursos sean limitados”, afirma Pixel. “Si estáis empezando a hacer videojuegos, no hace falta que gastéis todos vuestros esfuerzos en hacerlo gráficamente impactante. Es mucho mejor optar por hacer algo que tenga una identidad única, diferenciarte del resto y sobre todo que sea muy divertido de jugar”.
Pixel dará una clase maestra en iDÉAME sobre “Videojuegos ‘Juan Palomo’ y además apoyará y participará como jurado en iDÉAME++, el primer concurso de jóvenes talentos del videojuego de la Universidad Complutense de Madrid. Junto con otros desarrolladores nacionales e internacionales, valorará el trabajo de varios grupos de estudiantes y desarrolladores amateurs, que al igual que él en 1999, quieren ver cumplido su sueño de ganarse la vida haciendo videojuegos.
La tercerá edición de iDÉAME tendrá lugar los días 14 y 15 de julio en la Facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid.